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Autor: El lobo
Fecha: 24/04/2008
En un taller de carpintería todas las herramientas estaban enojadas entre sí y se quejaban unas de otras. Acusaban a la lija de ser muy áspera.
El martillo era tosco y bruto con sus golpes, y el serrucho siempre quería hacer maldades.
El taladro era agresivo porque dejaba siempre un agujero.
El destornillador daba demasiadas vueltas.
El cincel era muy incisivo.
La pinza daba pellizcos y la tenaza mordía muy fuerte, por no hablar de la mordaza que era muy pesada y provocaba mucha presión…
Además la cinta métrica se creía muy perfecta y se consideraba la medida de todas las cosas.
De este modo todos se quejaban y hablaban del defecto ajeno.
Así, cada vez el ánimo general empeoraba, y el clima que se respiraba en la carpintería era muy desagradable.
De repente llegó el carpintero, juntó todos los instrumentos a su alrededor, y comenzó a realizar un trabajo.
Al cabo de unas horas, había construido una hermosa mesa, hecha de noble madera y con bellos detalles.
Todas las herramientas quedaron maravilladas ya que cada una había intervenido en la construcción de esa hermosa mesa.
La lija con su cara áspera dejaba la superficie lisa.
El martillo ayudaba a asegurar las partes de la mesa, haciéndola fuerte y sólida.
Si algún clavo no entraba bien, la tenaza ayudaba a quitarlo para colocar otro más derecho.
El destornillador ajustaba con tornillos aún más las partes para que no se movieran, y una vez que la morsa había sujetado bien las tablas, el serrucho participó en preparar los cortes, los cuales salieron de las longitudes exactas, gracias a las medidas cuidadosas de la cinta métrica.
La pinza y el cincel colaboraban para dar formas a los detalles y adornos.
El carpintero, como buen maestro que era, hizo que se aprovecharan todas las capacidades y energías positivas de cada herramienta.

Acuérdate que tu y todos los alumnos son como estos instrumentos, con potencialidades que si el maestro sabe aprovechar, pueden hacer juntos cosas maravillosas para sí mismos y para el resto de la gente.
Te invito a buscar tus potencialidades y ponerlas a trabajar junto con las de los otros, para poder hacer mover el mundo y así ser como un átomo que se convierte en sol.
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